Por: Augusto Posada
Se vienen sumando nuevas voces al coro que no se cansa de repetir que nuestro país está cada vez más aislado y como consecuencia de las políticas de este gobierno, nos sometemos a que éste sea rechazado a nivel internacional y se lleve en el mismo camino al país entero. Ni lo uno, ni lo otro: Colombia es un país cada vez más respetado en el mundo, donde se destaca el nuevo rumbo que tenemos en los últimos años.
Muchos dirigentes se han dedicado igualmente a sembrar terror diciendo que sufriríamos los estragos de ser barridos de la comunidad latinoamericana y que pagaríamos las consecuencias por querer ir en contra de la corriente de una nueva tendencia que gobernaba la región. A estos también habrá que decirles que no hay tal tendencia: lo que algunos con tanto temor reverencial ven en el mal llamado socialismo del siglo XXI (ni es socialismo, ni es de este siglo), y que decían se iba a reflejar en los organismos multilaterales, no se está produciendo.
En el más sonado de todos, Unasur, acaba de pasar una reunión ministerial sin ninguna condena ni alusión negativa a nuestro país, como lo esperaban las aves de mal agüero que pretenden desviar el rumbo que marcamos la inmensa mayoría de colombianos. Nuestro país hizo valer su posición en esta cita; es más, lo viene haciendo en una permanente campaña diplomática para presentar el antes y el después y la necesidad de trabajar conjuntamente con cooperación internacional, pero con direccionamiento nuestro.
Somos uno de los países ejemplo en el mundo entero de cómo salir adelante de grandes crisis, brindamos entrenamiento a organismos internacionales de policía y políticamente conseguimos el respaldo que de manera justa merecemos por tener en nuestro suelo dos de los mayores flagelos de la humanidad moderna: el narcotráfico y el terrorismo.
Sin embargo esa admiración que producimos fuera, necesitamos que se le contagie a algunos dentro de nuestro país para que dejen la mala costumbre de intentar hacernos creer que estamos aislados y que nadie nos respeta.
Se vienen sumando nuevas voces al coro que no se cansa de repetir que nuestro país está cada vez más aislado y como consecuencia de las políticas de este gobierno, nos sometemos a que éste sea rechazado a nivel internacional y se lleve en el mismo camino al país entero. Ni lo uno, ni lo otro: Colombia es un país cada vez más respetado en el mundo, donde se destaca el nuevo rumbo que tenemos en los últimos años.Muchos dirigentes se han dedicado igualmente a sembrar terror diciendo que sufriríamos los estragos de ser barridos de la comunidad latinoamericana y que pagaríamos las consecuencias por querer ir en contra de la corriente de una nueva tendencia que gobernaba la región. A estos también habrá que decirles que no hay tal tendencia: lo que algunos con tanto temor reverencial ven en el mal llamado socialismo del siglo XXI (ni es socialismo, ni es de este siglo), y que decían se iba a reflejar en los organismos multilaterales, no se está produciendo.
En el más sonado de todos, Unasur, acaba de pasar una reunión ministerial sin ninguna condena ni alusión negativa a nuestro país, como lo esperaban las aves de mal agüero que pretenden desviar el rumbo que marcamos la inmensa mayoría de colombianos. Nuestro país hizo valer su posición en esta cita; es más, lo viene haciendo en una permanente campaña diplomática para presentar el antes y el después y la necesidad de trabajar conjuntamente con cooperación internacional, pero con direccionamiento nuestro.
Somos uno de los países ejemplo en el mundo entero de cómo salir adelante de grandes crisis, brindamos entrenamiento a organismos internacionales de policía y políticamente conseguimos el respaldo que de manera justa merecemos por tener en nuestro suelo dos de los mayores flagelos de la humanidad moderna: el narcotráfico y el terrorismo.
Sin embargo esa admiración que producimos fuera, necesitamos que se le contagie a algunos dentro de nuestro país para que dejen la mala costumbre de intentar hacernos creer que estamos aislados y que nadie nos respeta.
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