sábado, 21 de julio de 2012

Discurso de posesión del HR Augusto Posada como Presidente de la Cámara de Representantes 20 de julio de 2012

Asumo este nuevo reto que me entregan hoy mis compañeros de la Cámara de Representantes con una inmensa responsabilidad. En los últimos años hemos escuchado con fuerza la gran demanda de la ciudadanía que busca hacerle frente a los retos que hacen falta para satisfacer las necesidades básicas. Como Presidente de esta corporación entiendo nuestro compromiso para que en conjunto con las demás ramas del poder público, logremos la meta efectiva de que cada colombiano sienta al suyo como un país de oportunidades ciertas.

Y entiendo también el descontento popular cuando el Estado no avanza al ritmo que se quisiera; entiendo la frustración de muchos cuando se golpean puertas que nunca se abren.

El Congreso de la República, en su facultad de establecer la hoja de ruta de la Nación a través de las leyes, tiene que dar respuesta y acompañar un proceso de permanente transformación en el que los colombianos sintamos que el gobierno se mueve al compás de lo que se necesita.

Las instituciones, que cargan la tradición de los fundadores de la República, acumulan el pesado lastre de los años y en algunos casos son poco dadas a sintonizarse con los nuevos tiempos. En eso, la Cámara de Representantes como expresión de un país de regiones como Colombia, dará ejemplo de modernidad en lo público para fomentar la cercanía con el pueblo.

Necesitamos una nueva reglamentación en la manera de dar la cara a la ciudadanía y en consenso con los diferentes partidos políticos y fuerzas vivas emprenderemos la reforma a la Ley 5, que regula el funcionamiento del Congreso. Nada justifica una corporación que debe representar por mandato constitucional a la población, que permanezca alejada de las realidades del ciudadano de a pie.

Propondré al nuevo presidente del Senado la creación de una comisión conjunta multipartidista, para que entregue hacia finales de agosto, un documento con sugerencias para reformar el Congreso. Éste sería socializado en una gran audiencia pública antes de ser radicado para su discusión en ambas cámaras.

El Congreso tiene la responsabilidad de convertirse en una fuente de luz, no de sombras; como hoy nos percibe la opinión pública.

Nuestro deber, y en esto sé que me acompañan mis compañeros de la Cámara, es actuar siempre a la luz y además de eso, vigilantes. Aunque la gran mayoría de partidos representados en este recinto hacemos parte de la Unidad Nacional en una suma de esfuerzos por el bien de Colombia, seremos observadores incansables de los actos del Gobierno, apoyando lo que signifique un mejor estar para la gente y oponiéndonos con vehemencia a lo que en la sana deliberación consideremos que logra lo contrario.

Y dentro del pragmatismo que nos reclaman día a día, impulsaremos con prioridad la agenda legislativa que genere empleo. Las verdaderas oportunidades se materializan cuando un padre o una madre de familia tienen la satisfacción de llevar a su hogar, como fruto de su trabajo, lo que haga falta para sus hijos.

Un empleo con dignidad además, tenemos en nuestras manos la posibilidad de cerrar la puerta a tantas intenciones de burla a los logros conseguidos durante años para que en Colombia se formalice el trabajo, se creen opciones efectivas, con garantías verdaderas de superación y no, como ocurre en muchas partes, con aprovechamiento de la debilidad del desempleado que acepta condiciones poco dignas para salir de sus angustias.

De otro lado, pero en el terreno social todavía, hay que mirar con sumo cuidado la legislación que existe en materia de salud: en Colombia este sector está a un centímetro de la quiebra y no podemos dar más pasos en falso y de una vez, el Gobierno y el Congreso poniendo las cartas sobre la mesa, tenemos que tomar la decisión política de dejar a un lado el desastre que existe y construir.

Los ojos del Estado tienen que posarse sobre quienes regulan y vigilan el sector y ser implacables: no más demoras en el giro de los recursos del Fosyga, no más negaciones de servicios incluidos en el plan obligatorio de salud a los colombianos y no más prestaciones de servicios en instituciones de garaje.
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Llevamos muchos años escuchando en nuestras conversaciones diarias que estamos en crisis. Y es cierto. No hacen falta estadísticas para entender que en algunos aspectos las cosas no marchan como quisiéramos, eso podemos palparlo en el día a día. Sin embargo, muchas veces las ventanas que cerramos en medio de las tempestades nos impiden ver cuando el día va clareando.

La economía colombiana tiene pronósticos por encima de la media regional y la esperanza que surge con las nuevas opciones de comercio que este Congreso ha ayudado a impulsar, nos llenan de optimismo frente al futuro. Aquí discutimos el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, Europa y otros; aquí en medio del debate definimos las mejores condiciones para los comerciantes colombianos frente al mundo.

Falta mucho por hacer en esa materia, pero los representantes a la Cámara, voceros de las 32 regiones tan dispares que tiene Colombia, estaremos al frente para garantizar estabilidad, trato justo y lo más importante: que las cifras frías que se ven en los informes económicos, impacten al colombiano de la calle, a ese que no le interesa interpretarlas pero que confió en nosotros para que guiáramos el Estado.

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El Presidente de la República tendrá en nosotros, unos representantes dispuestos a analizar con detenimiento cada iniciativa que llegue de su mano. Sin embargo tendrá, también, unas contrapartes incisivas que tienen la firmeza de legislar con autonomía.

Este es un mensaje que quiero dejar muy claro: nuestra mano está tendida pero firme y esperamos que los señores ministros entiendan su deber de asistir al Congreso cuando se les requiera. Es la mejor manera que tienen de ayudar a la agenda del Gobierno y así a la del País.

Hay temas muy sensibles en los que trabajaremos sin descanso en esta nueva legislatura: nuestra fuerza pública necesita una salida a la incertidumbre en la que vive. No hay justicia si no resolvemos el tema de la seguridad jurídica para los hombres y mujeres que entregan sus vidas por la nuestra.

Este Congreso tiene que garantizar tranquilidad y confianza para nuestras fuerzas armadas, sin generar incertidumbre ni vacíos sobre la impunidad en violación a los derechos humanos. Si algún mensaje tiene que dar Colombia
-primero a sus nacionales y después a la comunidad internacional- es que aquí cuidamos y valoramos a nuestros soldados y policías, pero castigamos con rigor a quienes se desvían.

Otro reto de enormes proporciones es garantizarles a los colombianos el acceso a una justicia eficaz, con presencia en todo el territorio nacional y con tiempos de respuesta a la altura de las necesidades. La fallida reforma a la justicia debe quedar como un recordatorio de los trámites que eran urgentes y al contrario de cumplirse, aplazan la confianza en el Estado. Estaremos atentos al Ministerio de Justicia en este particular.

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Tenemos ambición de servicio y no nos quedaremos en los temas enunciados. Sabemos que cualquiera que sea el lugar donde miremos hay tareas pendientes. Pero tenemos la tranquilidad de hablar el lenguaje del pueblo porque convivimos con los problemas de nuestras regiones a diario. Cuando legislamos, lo hacemos para personas de carne y hueso buscando solucionar angustias del día a día, pero también para proyectar nuestra sociedad hacia el futuro.

Colombia es un país de diversas culturas, un país donde a fuerza de entender nuestras diferencias hemos logrado vivir bajo el amparo de la unidad. Nos sabemos distintos pero aun así respetamos nuestras disparidades.

Ese precisamente es nuestro impulso, es la condición más admirable de los colombianos. Y ese ánimo nos lleva al debate que propiciamos en este recinto cumpliendo el mandato constitucional de “fortalecer la unidad de la Nación”, desde el tesón admirable de cada una de las regiones aquí representadas.

Nuestra fuerza radica en los ciudadanos que nos eligieron y son ellos quienes merecen nuestra entera dedicación.

 Muchas gracias.