viernes, 1 de junio de 2012


¿Y ahora que llegó el TLC qué?

Augusto Posada, Representante a la Cámara

Ahora que el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos entró en vigencia, surgen muchas dudas con respecto a su implementación y crecen los rumores de quienes han querido torpedear el proceso desde el principio. La mayoría de las críticas que hoy se hacen parten de la desinformación, que es una de las estrategias más recurrentes entre quienes transitan en lo público con pocos argumentos.
Como primera respuesta: el Gobierno de Colombia no va a abandonar a los productores locales que podrían sufrir algún tipo de rezago por la llegada del Acuerdo. Estamos ante el mayor mercado del mundo y al contrario, lo que debemos ver de todo este proceso es la gran cantidad de compradores que tendremos a disposición.
En este sentido, el presidente Juan Manuel Santos anunció un billón de pesos para apoyar los procesos de transformación de sectores como el arrocero, lácteo y cárnico, que necesitan ponerse a tono con las exigencias mundiales.
Los arroceros por ejemplo, que han temido por su suerte, estuvieron protegidos en los procesos de negociación, tanto que Colombia otorgó un cupo de importación de 79.000 toneladas de arroz, cuando en nuestro país el consumo es de 1’794.000 toneladas, es decir lo importado será sólo el 4%.
Este tipo de productores y otros más tienen ante sus ojos la posibilidad de crecer en un nuevo mercado: experiencias de otros países latinoamericanos que firmaron estos acuerdos en el pasado nos muestran que luego de la entrada en vigencia se generó una dinámica exportadora que no se había medido.
Incluso, quienes sostienen que no había necesidad de un TLC a sabiendas de que Colombia y los Estados Unidos regían su comercio por el ATPDEA, no han dimensionado que dentro de los productos que antes cobijaba ese acuerdo transitorio, no estaban muchos de los que hoy están ingresando sin aranceles a territorio norteamericano.
Aún más: renglones tan sensibles como las flores, que antes del TLC ya tenían ventajas, ahora gozan de una estabilidad que se verá traducida en inversión extranjera y la opción de generar negocios sin el limitante del vencimiento del acuerdo anterior.
Algo bien importante tiene este TLC: Colombia quiere ir a la fija y determinó para ese efecto un grupo de sectores (16 en total) a los que en una alianza de los sectores público y privado se fortalecerán para jugar en las canchas no sólo estadounidenses sino mundiales.
Lo anterior incluye una revisión a todo el sistema legal colombiano para volvernos más productivos y competitivos. Ese ha sido el gran obstáculo de los sectores en otros países, que no aprovecharon este tipo de acuerdos y dejaron que la poca preparación para enfrentar el mercado más grande del mundo no les permitiera crecer como se esperaba.
Todo esto va de la mano con la responsabilidad que tienen tanto el gobierno como los gremios para hacer más fácil el tránsito hacia este nuevo modelo. Y aquí vale la pena destacar la tarea de socialización que se ha emprendido: para este 2012, se tiene programada una actividad de instrucción, resolución de dudas o apoyo individual casi cada día por medio; incluso comisiones de diferentes sectores nuestros, estarán en ferias y congresos en los Estados Unidos para conocer el proceso con sus posibles compradores.
Llegarán más empresas extranjeras a nuestro país y eso reactivará sectores en los que hemos sido competitivos, no sólo en términos de productos sino en servicios. Los colombianos nos caracterizamos por ser buenos anfitriones y ser cálidos en nuestro trato y ahí se abren nuevas opciones con beneficios directos.
Finalmente, hay una pregunta que siempre surge: ¿esto beneficia directamente al ciudadano? El TLC impactará favorablemente sobre todos nosotros, tanto en los ciudadanos de a pié que día a día veremos reflejados mejores precios y más opciones de productos en los supermercados, como en los indicadores económicos y sociales más sensibles de Colombia, por ejemplo la creación de 500.000 puestos de trabajo gracias a la puesta en marcha de este acuerdo.
Sin duda, es un reto que dependerá de nosotros y nuestra preparación cómo lo enfrentemos. Las puertas están abiertas para que sea de la mejor forma.